Tener tu propia huerta.

Desde hace unos meses, decidí aprovechar el espacio de mi patio trasero para cultivar mis propias verduras y frutas, y quiero compartirles mi experiencia.

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Les confieso que al principio no fue fácil. Tuve que investigar sobre el tipo de suelo, el riego, las semillas y las plagas. También tuve que comprar algunas herramientas y materiales para preparar el terreno. Pero todo valió la pena cuando vi crecer mis primeras lechugas, tomates, zanahorias y fresas. ¡Qué satisfacción!

Ahora disfruto mucho de cuidar mi huerta. Todos los días le dedico unos minutos para regarla, quitar las malas hierbas y cosechar lo que está maduro. Me encanta ver cómo cambian los colores y los sabores de las plantas según la estación. Y lo mejor de todo es que puedo comer productos frescos y orgánicos, sin químicos ni conservantes.

Tener una huerta en mi casa ha sido una de las mejores decisiones que he tomado. No solo me ha traído beneficios para mi salud y mi bolsillo, sino también para mi ánimo y mi creatividad. Me siento más conectado con la naturaleza y conmigo mismo. Además, he aprendido muchas cosas nuevas y he conocido a otras personas que también tienen su propia huerta.

Si tú también quieres tener una huerta en tu casa, te animo a que lo intentes. No necesitas mucho espacio ni dinero, solo ganas e ilusión. Hay muchos recursos en internet y en libros que te pueden ayudar a empezar. 

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